Años, pasan como los ejecutivos, con prisa.
Uno los siente en la nuca,
en la palma de los pies
y en los ojos cansados.
Cansados de mirarlos bailar
con sus malditos verbos,
esos que ha creado el diablo,
esos que se usan tanto:
copretérito: amaba;
pretérito perfécto: una mentira;
condicional: conjugación mediocre;
imperativo: su nombre escrito en roca.
Todos sus Ante: he, hube, había,habría
[no sé qué cosa;
Subjuntivo: otra mediocridad.
Presentes y futuros: ilusiones del tiempo.
Años, pasan como los gatos en la noche:
silenciosos y veloces, camuflados en el aire,
hablando la lengua de los muertos.
Y uno los siente, en la memoria,
en los rostros. Pero no es consciente
de que pasan, hasta que los ve escritos.